En la orilla

fede-gallardo-costa-esmeralda– Tengo historias, dijo.
– Ya lo sé, dije.
Nos miramos, fijo. Sin pestañear.
– Yo también, le dije. Más que vos.
– Pfff, ¿capitanes? ¿tatuajes? Lo que quieras.
– Tampoco serán tantas, contesté.
– ¿Naufragios? ¿Marineros?
– Decime, cuántas.
– No sólo eso, de honor y respeto.
– ¿Y de amor?
– Es que si te digo que sí, te vas a quedar.
– Es probable, pero no te ilusiones.
– Parecería que tenés miedo a regalar, otra vez, tu corazón.
– Es que me da pánico, prefiero que no.
– Quedate un rato.
– No me lo pidas dos veces.
– Un rato.
Y nos fundimos, entrelazados, hasta convertirnos en agua, en espuma, en sal, en nada.
#PasarseEsComoNoLlegar