He visto a Messi

messi-fede-gallardoEl teléfono sonó, era el pitido que indicaba que un correo electrónico había ingresado a mi casilla. En el asunto decía “Tus entradas electrónicas” y el autor de dicho correo era el “Fútbol Club Barcelona”. Sonreí, porque nunca me había enviado un mail dicho autor y era importante saber que me invitaba a ser testigo de una noche mágica.

Mi amor por el Fútbol Club Barcelona nació en 1998. Aquel año recibí dos regalos distintos pero inmensamente gloriosos para un niño de apenas 10 años. Uno era de mis padres cuando llegaron a tierra argentina después de andar rodando por las raíces de nuestro apellido. El otro de mi tío Juan Luis, después de rodar por el mismo territorio.

Mis padres me regalaron la camiseta del Barcelona mientras que mi tío, con unas pesetas más en el bolsillo, me regaló el “Kit Oficial del Real Madrid”. Cómo olvidar esa caja en la que posaba pisando una pelota el gran Fernando Redondo. Ambos regalos eran originales, auténticos, auspiciados por dos grandes marcas deportivas. Pero yo no podía andar por la vida diciendo que era del Madrid y del Barça, era incoherente y claramente debía tomar una elección.

En la vida se toman decisiones, se eligen caminos y siempre son difíciles, porque hay decisiones que te marcan de por vida, de esas en las que “el no podrás volver atrás” se hace presente. 

Era muy difícil semejante sentencia, realmente tenia poca edad. Pero debía tomar una decisión y demostrarme a mi mismo que estaba listo para madurar. Y fue entonces cuando elegí la camiseta azulgrana frente a todo “el kit madridista”, elegí una sola camiseta de fútbol que en una de sus mangas decía “Barça” frente a todo el conjunto blanco (camiseta, pantalón y medías). Mi olfato de goleador frustrado me lo dijo.

En 1998 tomé una decisión, no volví a cambiarla y no quise ni intentarlo. Sabía que ese acto de madurez me marcaría para toda la vida.

Y por eso mi sonrisa de hace unos días cuando ingresó el correo electrónico del “Fútbol Club Barcelona” a mi casilla.

En el momento en que sonreí entendí que muy probablemente iba a ser testigo del récord de Lionel Messi en la liga española como máximo goleador histórico. Mi olfato de goleador frustrado me lo había dicho.

Mi amor por Lionel Messi nació en el año 2005 cuando lo vi jugar por primera vez en el Mundial Sub-20 de Holanda, me acuerdo de decirle a mi hermana que ese pibe iba a ser un crack (claramente no descubría la pólvora…).

Cuando quise investigar un poco más sobre ese monstruo que brillaba cada domingo en el Camp Nou supe que jugaba para el Barcelona y en ese momento sonreí como sonreí hace pocos días…

El amor se volvió platónico. Empecé a escuchar cada vez más sobre “la pulga” y empecé a ver cada vez más partidos del Barça y el amor creció cada vez más.

Y por eso mi sonrisa de hace unos días cuando ingresó el correo electrónico del “Fútbol Club Barcelona” a mi casilla.

En el momento en que sonreí entendí que iba a ser testigo del récord de Lionel Messi en la liga española como máximo goleador histórico. Lo supe, lo sentí, lo olí.

No pude pensar de otra manera porque ante determinadas situaciones mi optimismo de goleador frustrado me llena de luz y me hace visualizar determinados momentos. Y visualice algo único porque sabía que Messi, “la pulga”, aquel piojo que veía por TyC Sports jugar una final de un mundial Sub-20 hace ya 9 años iba a hacer algo único, iba a regalarme una noche mágica.

A las 18:17 hs del sábado encaré con mi compañera de vida para el Camp Nou, tranquilo, expectante pero tranquilo. Sabía que “Lio” iba a meterla. Porque los diarios decían que hace tres partidos que no podía meterla, que había fallado frente a su rival de toda la vida (aquel de conjunto blanco), que ya estaba cansado de jugar en Barcelona y una cantidad de “noticias” sin sentido que intentaban darle un tinte amarillista al “No récord de Messi”. Pero mi optimismo me seguía diciendo ante tanta mierda que “Messi iba a meterla”.

Y pocas veces falla mi olfato de goleador frustrado. 

La fila 8 nos esperaba atrás del arco “Sud” y a metros de la barra brava “Culé”. Ingresamos al mítico estadio una hora y media antes de lo estipulado, mi compañera de vida estaba tan expectante como yo. Ella vivió en esa ciudad hace unos años y fue testigo del mejor equipo de fútbol de toda la historia…

Y si me preguntan: “¿Qué onda es ir a la cancha con una mujer?”

Yo les contestaré: “Ella vio jugar al “Barça de Pep”.

Y no habrá más sonidos en esa conversación. 

Volvamos al Camp Nou, yo llevaba puesto la camiseta del cual soy hincha: el Club Atlético Boca Juniors. Y como no podía ser de otra manera, llegué a contar 6 hinchas que me pidieron sacar una foto para el “recuerdo”, para decir algún día: “tengo una foto con un hincha de Boca en el Camp Nou ”. Mirá si la camiseta será reconocida mundialmente que hasta el capo mafia de la barra brava me frenó y me habló maravillas de “La 12”, la barra brava del club de mis amores. Después de un interesante intercambio de conceptos sobre fútbol e hinchadas, le prometí volver a final del partido para alentar con ellos y ante la promesa me dijo: “Pues tomate una foto con el bombo, tío”.

messi-fede-gallardoMi optimismo rebalsaba, había empezado muy bien la previa del partido y ni siquiera Messi había consumado lo que se había propuesto consumar en el vestuario. Entonces volví a entender que pocas veces falla mi olfato de goleador frustrado.

Porque estaba todo dado para que sea una noche mágica.

Y así lo fue. 

Y lamentablemente no puedo seguir escribiendo porque no soy capaz de bajar a palabras lo que viví y esto se convertiría en una nota llena de detalles técnicos, llena de adjetivos y calificativos, llena de palabras en mayúsculas intentado reflejar mis emociones y mis estados de ánimo. Entonces prefiero que veas el video y puedas entender un poquito, muy poquito, de lo que viví el sábado 22 de noviembre de 2014.

Algún día se lo contaré a mis hijos y ellos se lo contarán a sus hijos y así, por toda la eternidad:

Y si algún día me preguntan: “¿Fuiste a ver a Messi?”

Yo les contestaré: “Lo vi convertirse en el máximo goleador de la Liga Española de Fútbol”.

Y no se moverán las hojas de los árboles. Y el tiempo se detendrá para siempre. Y confirmaré que mi olfato de goleador frustrado tenia razón.

PD: soy un agradecido de todo lo que me está tocando vivír en este viaje, realmente doy gracias a Dios. Agradezco también a mi compañera de vida, testigo de una noche mágica que durará en nuestras vidas hasta el mismísimo momento en que le demos la mano a San Pedro, allá arriba (si, también soy optimista para eso).

Agradezco a Casciari por inspirarme en el final de esta nota con su obra «Messi es un perro».